Una Smart City se desarrollan con varios objetivos en mente. Estos objetivos se basan en la mejora de la vida de los ciudadanos. En alianza con la empres privada se realizan inversiones de quienes entienden el potencial que tiene la solución de los problemas urbanos con tecnología. Vemos cómo las ciudades inteligentes permiten la interpretación y monetización de los activos de la ciudad. Gracias a las redes avanzadas que pueden traducir y retener grandes cantidades de datos y a los sensores que generan que estos datos se conviertan en una parte integral de muchas industrias, las ciudades pueden monitorear casi todo, incluidos los flujos de tráfico, el uso de energía, los niveles de agua y las cámaras de seguridad.

Pueden usar la información para hacer cosas como encontrar baches, guiar a los residentes a través del tráfico y ayudarlos a votar.

Si bien la monetización de una iniciativa de ciudad inteligente no siempre es el objetivo principal, debería ser parte del programa. Las ciudades ya están monetizando los servicios, ya sea directamente o a través de asociaciones estratégicas. Se monetizan cosas como el estacionamiento y el agua. Que los usuarios paguen por los servicios es una parte importante de la financiación con la que tiene que jugar una ciudad. Los datos de los sensores pueden ayudar a cobrar a los ciudadanos sólo lo que utilizan, y por eso pueden aportar mayor valor a los ciudadanos.